Entrevista al cineasta y narrador Carlos Araya

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Adolfo Mesías©

Carlos Araya es cineasta y escritor. Correalizó Propaganda y Dios, producidos por el colectivo MAFI (Mapa fílmico de un país) y dirigió el largometraje documental El viaje espacial, (Ganador de la competencia nacional de Fidocs 2019). Publicó la novela Ejercicios de encuadre (Cuneta, 2014), el libro de cuentos Historial de navegación (Alquimia, 2016) y la novela Población flotante (Emecé, 2020).

Conversamos con Carlos sobre su cine, su literatura y aquellas particularidades que definen tanto su modo de abordar la realidad. 

El viaje espacial se puede ver gratis en https://ondamedia.cl


1)    Pareciera —por tu cine y literatura— que te interesan más las historias laterales, lo no dicho, que el discurso de un protagonista con una obra en tres actos. ¿Por qué ocurre esto, si es que ocurre?


Me alegra poder moverme en el campo de juego, experimentar, enfrentar la imposición del conflicto central y cierto cine chileno que vi durante los años noventa. Federico Falco habla sobre la definición que hacía el guionista de Casablanca sobre la estructura clásica: subir a un personaje a un árbol, luego tirarle piedras y al final bajarlo. Podría ser más interesante nunca ver al personaje arriba del árbol y escuchar los piedrazos en fuera de campo, o no encontrar las piedras, o irse por las ramas de otro árbol. Me interesa jugar con la narrativa para explorar el espacio, el tiempo, los personajes y el tono. Me aburro con las tramas y los puntos de giro, no me acuerdo de las preguntas dramáticas. Aunque tengo esas herramientas guardadas en un kit de emergencias cuando hay terremotos.


2) ¿En qué detalles te fijas cuando ves una película como espectador? ¿Puedes ver una película sin analizarla?



Me fijo en la forma y el punto de vista, busco el pulso de la mano que organizó y le dio sentido a los materiales, espero que el cine me contagie una manera de mirar el mundo. Lamentablemente ya no puedo ver películas sin razonarlas, sueño con volver a ver La última película de Peter Bogdanovich sin tanta burocracia mental.


3)    Tu última película habla sobre paraderos de micro y tu última novela sobre las historias que se dan simultáneamente en un bus que viaja por el desierto ¿Qué tienen estos lugares de tránsito, tan impersonales, pero tan cargados de intensidad vital?


Hay lugares anestesiados por la rutina y cierta armonía del mundo, pero si uno se detiene y persiste en la mirada va descubriendo la respiración y la anomalía. A través de esos universos físicos, que han marcado algunas de mis experiencias vitales, pude acceder a zonas narrativas, frentes emocionales y líneas discursivas más profundas, lugares donde las hebras se dejan ver y uno las puede seguir. En El viaje espacial se produjeron conversaciones delirantes y genuinas que van desde el deseo de una señora que quiere ser gitana para ser libre hasta la ayuda que le prestan unos adolescentes a un músico haitiano perdido que intenta saber cómo llegar a Pudahuel, al que le ofrecen pasar la noche en un McDonalds o que se quede con ellos tomando vino. Algún día me gustaría adaptar mi última novela Población flotante en clave no ficción, hacer un diálogo entre el dispositivo y los posibles pasajeros de buses en el presente.


4)    Como nortino, ¿sientes que ese paisaje ha delineado tu lenguaje fílmico y literario?



Sí, los bloques de humo de la mina de Chuquicamata, la altura, el arsénico en el agua, el clima bipolar y la facilidad para perderse en el desierto no es gratis, el cuerpo guarda todo.  Aunque hay muchos más referentes operando, las películas que vi gracias al video club Cobra en la Polanco Nuño, la cinética del todocampista Ligua Puebla y la programación televisiva de los años noventa.


5)    ¿Podrías decir que buscas la belleza en tus obras?  Si no es así, ¿por dónde va tu búsqueda?


Busco hacer aparecer algo que no tenía espacio, hacer cuerpo algo que antes no tenía lugar, tratar de encontrar un lenguaje, preguntarse por la forma de representación. Ahí está lo poético y lo político creo. El placer de estar atento, de ir a buscar materiales, seleccionarlos, hacer, equivocarse y corregir, volver a intentar, buscar una manera, pensar un soporte y un lenguaje para que surja algo, volver a ver las cosas del mundo. La escritura o el registro audiovisual como la acupuntura, una tensión entre la fuerza de la mano y la resistencia de la piel, una síntesis que se da entre la intención de la creación y las formas en que se organiza lo real.


6)    ¿Cómo te gustaría y cómo imaginas que será Chile en cincuenta años?


 No tengo tanta imaginación, solo espero ver a mi hija viva con cincuenta y tres años, con una vida más justa y plena de la que vivieron sus abuelas. Ojalá Chile siga siendo un país absurdo, delirante y melancólico.